Prepárate para la dura realidad: todos los niños mienten. Lo hacen por muchas de las mismas razones por las cuales lo hacen los adultos: para evitar meterse en problemas, para evitar herir los sentimientos de otra persona, para quedar mejor ellos mismos. La capacidad para decir mentiras se desarrolla temprano, incluso en niños de 2 años y medio, y es una etapa normal e importante del desarrollo cognitivo y social de los niños. Para la edad de 4 años, todos los niños mienten; para la edad de 6 años, algunos cálculos indican que los niños mienten hasta una vez por hora. (Y si estás pensando, “¡Mi hijo no!”, ten en cuenta que la investigación muestra que los padres no son muy hábiles determinando ).

¿Cómo puedes hacerle ver a tu hijo de edad preescolar la diferencia entre la verdad y las mentiras que te dice acerca de su día? ¿O enseñarle a tu hijo de escuela primaria que es mejor sincerarse sobre un error cometido? ¿O hacer que tu adolescente sea honesto contigo acerca de dónde estuvo el viernes por la noche? Preguntamos a los expertos, investigadores, especialistas en desarrollo del niño y psicólogos, por sus consejos sobre cómo enseñarle a los niños el valor de la honestidad en cada etapa.

  1. Da el ejemplo

    Parece obvio, pero si no quieres que tu hijo te mienta, no le mientas a él y no dejes que te escuche diciendo mentiras. “Una cosa es decirle a los niños que la honestidad es importante, pero si te ven mintiendo, esto envía un mensaje contradictorio”, dice Victoria Talwar, profesora asociada del Departamento de Psicología Educativa y Orientación de la Universidad McGill en Montreal y líder de investigación sobre los niños y las mentiras.

    Claro que es más fácil decir: “no tenemos tiempo”, que explicarle a tu hijo que no puede comerse un helado porque ya se comió un dulce ese día o porque pronto será la hora de la cena. O decir: “está bien”, en lugar de explicar que lo que la persona dijo fue frustrante. Pero, con el tiempo, las llamadas “mentiras blancas” le enseñan a tu hijo que la deshonestidad está bien en algunas situaciones, y deja a su interpretación cuáles son esas situaciones. Si deseas que tu hijo crezca con la creencia de que la honestidad es el mejor principio, haz lo mejor que puedas para vivir también según ese credo.

  2. No lo engañes

    Particularmente para los niños en edad preescolar, una forma de desalentar las mentiras es simplemente no alentarlos a decirlas. Cuando ves a tu hijo con un labio manchado de jugo y una botella volcada sobre la mesa, no hay necesidad de preguntar: “¿Derramaste este jugo?”. Los niños de esta edad mentirán para evitar meterse en problemas, dice el Dr. Peter Stavinoha, neuropsicólogo clínico del Centro de Psiquiatría Pediátrica en el Centro Médico para Niños de Dallas. “Si sabes que lo hizo, no preguntes. Si preguntas, le estás dando la opción de mentir. Así que él miente, y luego te molestas por eso, y ahora tenemos dos problemas donde solo existía uno”, dice Stavinoha.

    En su lugar, di: “Parece que derramaste algo de jugo. Vamos a limpiarlo juntos”. Esto los mantiene a ambos centrados en el asunto práctico. Y si no estás segura de quién rompió el jarrón, o cuál hermano está mintiendo acerca de esto, Stavinoha dice que vayas directo a la consecuencia. “No te ocupes de la pregunta de si se rompió o quién lo rompió. Concéntrate en lo que deseas lograr. ‘Tenemos un desastre aquí. Les estoy pidiendo a los dos que lo limpien’. Así, les estás mostrando que no hay una consecuencia positiva por negar la responsabilidad”.

  3. El poder de las historias positivas

    En un estudio conducido por la Universidad de Toronto, el psicólogo Kang Lee y otros investigadores incluyendo a Talwar, encontraron que los niños entre 3 y 7 años que habían escuchado el cuento de George Washington y el Cerezo, que ilustra una consecuencia positiva de la honestidad (George es elogiado por decir la verdad), tenían mucha más posibilidad de decir la verdad que los niños que habían escuchado el cuento Pedro y el lobo, que ilustra una consecuencia negativa de mentir (el pastor repetidamente pide ayuda como una broma, pero cuando realmente necesita ayuda, nadie acude a su rescate).

    “Decimos que mentir es malo, pero no resaltamos el comportamiento alternativo. Los niños necesitan ejemplos sobre cómo comportarse en situaciones en las cuales mentir podría ser más fácil, también necesitan historias que muestran cómo ser honesto”, dice Talwar. Para los niños mayores, hablar acerca de la honestidad de los personajes en los libros que están leyendo puede provocar un debate inspirador e instructivo.

  4. Usa las promesas

    Si necesitas una respuesta directa acerca de algo que te preocupa, tal como un incidente en la escuela, pedirle a tu hijo que prometa decirte la verdad antes de hacerle una pregunta aumenta las posibilidades de que lo haga, sugiere el estudio. Pero, ten en cuenta que esta estrategia no es una garantía y se debe usar de manera limitada para que no la desgastes. “No debes usarla demasiado o puede perder su eficacia”, dice Angela Crossman, profesora y presidenta del Departamento de Psicología del John Jay College de Justicia Criminal en City University of New York. Y las promesas tienden a sentirse como algo obligatorio para los niños menores, menciona Talwar.

  5. Hazle saber que te hace feliz cuando dice la verdad

    Los niños pequeños, menores de 8 años, se sienten muy motivados por complacer a las figuras de autoridad, dice Talwar. Su investigación muestra que decirle a los niños que te sentirás feliz si ellos dicen la verdad incrementa la posibilidad de que sean honestos contigo. Ella observa que los niños mayores y los adolescentes tienden a preocuparse un poco menos sobre complacer a las figuras de autoridad y más acerca de su propio sentido interno de lo que es correcto. (Otro estudio encontró que decirle a niños de entre 9 y 11 años que se sentirían bien con ellos mismos si decían la verdad disminuyó las posibilidades de que mintieran). En todas las edades, busca oportunidades para hacer que tu hijo se sienta bien al ser confiable.

  6. Ser honesto y amable a la vez

    Los niños aprenden desde muy pequeños a mentir (de sus padres), ya sea por cortesía o para evitar herir los sentimientos de alguien. “Gracias, este libro se ve increíble” en lugar de “ya tengo este libro”, o “no puedo jugar porque estoy ocupado” en lugar de “no me gusta jugar contigo”. Los investigadores llaman a estas mentiras “prosociales” porque suavizan nuestras interacciones con otros. Pero ser honesto no tiene que ser igual a ser rudo o hiriente. La clave, dice Talwar, es equilibrar la honestidad con la consideración por los sentimientos de la otra persona. “Queremos enseñar a nuestros hijos a ser honestos, pero también queremos enseñarles a ser amables. Necesitamos enseñar la honestidad en una forma que potencialmente ayude a los demás, en lugar de, quizás, herir a otros”, dice Talwar. En el caso del libro, esto significaría decir que es un autor que le gusta, o expresar aprecio porque la persona se esforzó en complacerlo.

  7. No premies la mentira

    Cuando tu hijo miente, hay un motivo: está buscando algo. Y si lo consigue, eso puede reforzar la mentira como una estrategia efectiva. Así que, si observas que tu hijo pequeño siempre inventa una historia de que se lastimó en la escuela tan pronto como tu hijo mayor empieza a contarte acerca de su día, podría ser un comportamiento para llamar la atención. “Cuando un niño miente, averigua qué dinámica puede estar detrás de ello”, sugiere Crossman. ¿Existe alguna forma de ignorar la mentira para que no sea recompensado?

    ¿Puede conseguir lo que desea de alguna otra forma?

  8. Muéstrale que aprecias su honestidad

    Con frecuencia atrapamos a los niños diciendo mentiras, dice Talwar, pero si queremos enseñarles a valorar la honestidad, necesitamos buscar oportunidades para reconocer cuando dicen la verdad, especialmente en situaciones en las cuales podría ser más fácil para ellos mentir. Cuando tu hijo te dice la verdad sobre algo que ha hecho, tómate un momento para mostrar que aprecias su honestidad diciendo: “Me encanta que digas la verdad”.

  9. La mentira como medida de protección

    En entornos en los cuales los castigos son repartidos con dureza y arbitrariamente, la investigación muestra que los niños aprenden a mentir antes y con más habilidad que sus contrapartes en entornos menos represivos. Eso no significa que no debes imponer disciplina, pero en una atmósfera con un enfoque represivo y autoritario, desarrollar la capacidad para mentir puede verse como una medida de protección.

    “Una cosa que los padres pueden hacer es simplemente no tener una gran reacción emocional. Mientras más explosivo sea un progenitor, más atemorizado se vuelve el niño, y más posibilidad tiene de mentir. Simplemente permanecer calmado y apegarte a los hechos que has observado es una forma de hacer que los niños digan la verdad”, dice Stavinoha.

  10. Tengan más conversaciones

    Mientras más abierta y comunicativa sea la relación entre padres y adolescentes más efectiva es, dice el Dr. John Duffy, psicólogo clínico y autor del exitoso libro The Available Parent: Radical Optimism for Raising Teens and Tweens. “Eso significa conversar más y dar menos sermones”. Cuando los enfrentamientos ocurren, esperar a que la situación se calme y acercarte a tu hijo adolescente de forma tranquila siempre va a producir un resultado más positivo, dice él. Y cuando se trata de criar a adolescentes honestos, él recomienda hablar de los problemas de la honestidad y la mentira abiertamente con tu hijo. “En este sentido, puedes decir algo como ‘queremos que te sientas libre de ser honesto con nosotros, sin importar lo que tengas que decir’. Los adolescentes responden bien a este tipo de comunicación, ¡pero los padres tienen que estar preparados para la honestidad!”.

  11. Fija reglas claras

    Noventa y ocho por ciento de los adolescentes en el mundo le mienten a sus padres. Esta es la conclusión de la Dra. Nancy Darling, profesora y presidenta del Departamento de Psicología en Oberlin College, que ha investigado la honestidad en adolescentes durante dos décadas. Darling dice que fijar reglas claras es importante para cultivar una relación honesta con los adolescentes y que ser estricto está bien. Sin embargo, dice ella, es esencial que los padres emparejen esto con ser emocionalmente cálidos, abiertos y tengan la capacidad de aceptación, para que los adolescentes no piensen que serán castigados de forma dura e injusta.

    “Si equilibras estos dos aspectos de la crianza de forma clara, tu hijo adolescente tendrá más posibilidad de pedir tu permiso y más posibilidad de confesarse si ha roto alguna norma. Necesita respetarte y creer que serás afectuoso, lo aceptarás y no lo castigarás”, dice ella. “Si los niños creen que tú tienes el derecho a establecer las normas, pero te respetan, tienen más posibilidad de ser honestos; pero, aún así, querrán discutir contigo acerca de lo que es seguro y lo que deberían tener permitido hacer”.

  12. Respeta su espacio

    Respetar el deseo natural de privacidad de los adolescentes puede alentar a que sean honestos, dice Darling. “No debes involucrarte en sus asuntos más de lo necesario”, advierte ella. “Pregunta solo la información que necesitas. Si haces eso, posiblemente ellos te darán información adicional”. Por ejemplo, necesitas saber que tu hijo estaba seguro en la casa de un amigo la noche del viernes; no necesitas saber de qué hablaron entre ellos. Involucrarse demasiado es hacer que los adolescentes se rebelen poniendo barreras o mintiendo, dice Darling. Así que entérate de lo que necesites saber, y si todavía calla como una tumba, simplemente explica: “Tú no quieres que me meta en tus asuntos, y yo no me quiero meter en tus asuntos, pero tengo que saber por qué…” y dile por qué necesitas una respuesta honesta.

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