Cuando Elliot comenzó el preescolar, su madre lo acompañó. No durante la primera hora, o el primer día, o incluso la primera semana: tomó un mes hasta que el niño se sintió cómodo en la escuela sin la compañía de su madre. Ella intentó escabullirse durante intervalos cortos para que su hijo se acostumbrara a su ausencia, pero cada vez que se marchaba, Elliot se ponía histérico y no dejaba de llorar hasta que su madre regresaba. Los esfuerzos de los maestros eran en vano. Elliott se sentaba junto a la puerta y no permitía que nadie se le acercara. Finalmente, los maestros y la madre de Elliott decidieron que era mejor si se quedaba con él hasta que el niño se sintiera cómodo. Un mes más tarde, así fue.
No es niño tímido, solo lento en adaptarse
“Algunos niños simplemente son más tímidos que otros”, afirma el maestro del preescolar Eric Wilson. Mencionó a un niño que, durante sus primeros meses en el preescolar, siempre quería tener un muro o una cerca detrás para sentirse seguro. “Estaba explorando toda la escuela, conociendo a todos los niños y maestros”, explica Wilson. “Además, siempre llevaba un objeto con él, un peluche o una foto de sus padres. Solo necesitaba orientarse. Ahora está bien, es parte del grupo”.
“La timidez y la dependencia son normales y están completamente asociadas al temperamento”, explica la pediatra Laurel Schultz. También señala que los expertos en el desarrollo infantil ahora prefieren el término “lento en adaptarse” en lugar de “tímido”, porque es una descripción más precisa de lo que le ocurre al niño. “Estos niños se adaptarán a su propio ritmo”, explica. “Son muy sensibles y se agobian con facilidad. Necesitan comprensión, pero esto no significa que haya que complacerlos”.
Crea un plan de transición
Si a tu hijo le cuesta adaptarse, es lógico que le afecte cualquier transición. Una nueva escuela, el primer día del campamento de verano, una fiesta de cumpleaños en una casa que no había visitado antes; todas estas situaciones serán difíciles para un niño que tarda en adaptarse, así que tómalo en cuenta al momento de hacer planes. Si tu hijo se altera cuando lo dejas en el preescolar, incorpora el tiempo suficiente para acompañarlo por unos minutos. Incentiva a tu hijo a llevar una foto familiar, un peluche o algún otro objeto que lo haga sentirse seguro. Habla con tu hijo de antemano y escojan un ritual de despedida para cuando lo dejes en la escuela. Puedes decir, por ejemplo: “Te acompañaré a la escuela y leeré contigo dos libros. Luego, puedes acompañarme hasta la salida”. Sé congruente y sigue el plan, de manera que tu hijo siempre sepa qué esperar.
Realiza una investigación de campo
“Estos niños están analizando la situación para asegurarse de que están a salvo”, explica , exmaestro del preescolar que ahora trabaja como investigador para el programa del preescolar del Centro de Inteligencia Emocional de Yale. “Es por ello que se aferran a mamá y papá: porque con mamá y papá están a salvo”.
Si a tu hijo le cuesta adaptarse, se beneficiará de un enfoque gradual en los nuevos entornos. En una escuela nueva, por ejemplo, considera visitar el aula de clases antes del primer día, cuando los otros niños no estén. Asegúrate de que tu hijo comparta un breve momento con el maestro, de manera que puedan comenzar a desarrollar una relación. Deja que tu hijo explore el aula y revise los juguetes. Investiga qué refrigerios comerán, y si es algo que tu hijo nunca ha comido, intenta que lo pruebe durante la visita. Incentiva a tu hijo a llevar su juguete favorito o algún otro objeto de casa durante los primeros días de escuela.
Eric Wilson les aconseja a los padres planificar una tarde de juegos con otros niños de la escuela. “Mientras más niños conozcan, más cómodos se sentirán. A la mayoría de niños no les toma mucho tiempo”, señala.
Cree en el éxito
Si tu hijo , es probable que cada transición sea dolorosa para ti también, pero Schultz aconseja a los padres ocultar su preocupación. “Hazle saber a tu hijo que todo va a estar bien y que tú estás convencido de ello”. “Esto es muy importante: tu confianza es la base que necesita tu hijo para sentirse seguro en el mundo. Cree en el éxito y transmítele eso a tu hijo. Estas son mis cuatro palabras favoritas: cree en el éxito”.
En cuanto a Elliott, a pesar de las preocupaciones de su madre de que nunca saldría de casa, ahora es un estudiante universitario independiente y exitoso. ¿La mayor queja de su madre? Que casi nunca la llama.