Imagina que eres padre de gemelos, quienes están comenzando la escuela intermedia. Al darle un vistazo a sus horarios de otoño, lleno de emoción, te percatas de que uno de los niños está cursando Matemática General, y el otro, Matemática de Honores. ¿Qué tan diferentes son estas clases? Tal vez más de lo que piensas.

Muchas escuelas intermedias en Estados Unidos ofrecen distintos niveles de clases de matemáticas, atribuyéndoles distintas etiquetas, tales como “de honores”, “general” y “básica”. Al llegar a la secundaria, puede que exista una variedad desconcertante de clases y puede que todos los nombres resulten similares. Al observar una lista de clases de matemáticas que incluyen Álgebra II, Álgebra II General, Álgebra II Enriquecida, Álgebra II Integrada, Álgebra II Avanzada y Álgebra II Esencial, resulta difícil saber cuál es la adecuada para tu hijo.

La paradoja de todos estos cursos con nombres similares radica en el hecho de que pueden dirigir a los estudiantes en trayectorias académicas increíblemente divergentes.

¿Qué significa ser asignado a grupos específicos en la clase de matemáticas?

A diferencia del método europeo, donde los estudiantes de secundaria son dirigidos de manera directa hacia cursos o escuelas vocacionales o preparatorias, la asignación a grupos específicos de matemáticas en Estados Unidos comienza a edades más tempranas y se centra en la asignatura en específico, por lo tanto, un estudiante podría estar cursando una clase remedial de matemáticas, pero al mismo tiempo, inglés general. Generalmente, los padres no participan en la decisión con respecto a la clase a la que su hijo será asignado, y muchos padres no se percatan de las implicaciones a largo plazo que tendrán tales decisiones hasta que es demasiado tarde.

El nivel del grupo específico de matemáticas al que un estudiante es asignado tiende a estar fundamentado en el curso del año anterior, puntaje en pruebas y calificaciones, pero otros factores pueden incidir. Por ejemplo, los padres bien informados podrían solicitar que su hijo sea asignado a un grupo de matemáticas más avanzado. La asignación a grupos específicos de matemáticas (la cual está fundamentada en el desempeño anterior de los niños), puede comenzar inclusive en sexto grado, y, para octavo grado, ya se ha convertido en algo común. Aunque existen casos de niños que avanzan o retroceden un nivel en matemáticas, emplear el término “grupo específico”, en general, resulta acertado, pues en cuanto los estudiantes son asignados a un nivel concreto, se mantienen en él hasta graduarse.

Aproximadamente, 75 por ciento de estudiantes estadounidenses son asignados a un grupo específico según su rendimiento académico, de acuerdo a un . La asignación a grupos específicos según el rendimiento académico no es un sistema nuevo; la mayoría de estudiantes estadounidenses han sido asignados a grupos específicos de matemáticas durante las últimas dos décadas. A principios de la década de 1990, este sistema desató polémica. Los estudios demostraron que los estudiantes asignados a grupos específicos de nivel inferior tendían a ser minorías desproporcionadas y que provenían de familias de bajos recursos, y, al final, exhibían un desempeño académico pobre. Los críticos denunciaron que dicha práctica no era más que otra manera de contribuir a la brecha existente en rendimiento académico. Como resultado, una cantidad considerablemente menor de estudiantes fue asignada a grupos específicos en la mayoría de las asignaturas. Sin embargo, la reducción de dicha práctica en matemáticas fue insignificante y no perduró. Tras una reducción mínima ocurrida entre mediados y finales de la década de 1990, la asignación a grupos específicos de matemáticas según el rendimiento académico resurgió a principios de la década del 2000 y persiste hasta la actualidad.

Un sistema selectivo de clases que no dirige a ningún lado

De acuerdo con un informe de la Universidad de Michigan, ser asignado a un grupo específico según el rendimiento académico puede tener varios resultados: puede que dos estudiantes de la misma escuela tomen cursos básicamente distintos. Un estudiante podría cursar matemática, álgebra y geometría básica, mientras que el otro estudiante podría comenzar con geometría y luego cursar álgebra avanzada e introducción al cálculo. Además, también podrían elegir versiones distintas de dichos cursos: un estudiante podría cursar Álgebra Básica mientras otro cursa Álgebra de Honores. En secundaria, los estudiantes pueden elegir cursar desde uno hasta cinco cursos de matemáticas, con distintos grados de dificultad.

¿Por qué es importante? Porque las clases que cursa tu hijo marcan una gran diferencia en el nivel de preparación que tendrá para la universidad. Si tu hijo no es asignado a clases que contribuyen a su admisión en la universidad, ni recibe el apoyo necesario para tener éxito en dichas clases, puede que no esté preparado para las matemáticas universitarias. ¿Por qué es un problema? Porque un alto porcentaje de estudiantes de secundaria, aplicados y dispuestos a ingresar a la universidad, se gradúan e ingresan a la misma para no hacer más que reprobar las pruebas de nivel y ser asignados a cursos remediales de matemáticas.

¿Cuál es el nivel del grupo específico al que mi hijo ha sido asignado?

Si la escuela de tu hijo emplea el sistema de asignación a un grupo específico en matemáticas según el desempeño académico, te convendría saber si tu hijo ha sido asignado de forma apropiada. Si presenta dificultades para avanzar, el curso podría ser demasiado difícil; si está aburrido y ya ha dominado el material, es demasiado fácil. Lo más importante es que tu hijo domine los conceptos necesarios para sobresalir en álgebra, independientemente de si cursa la asignatura en octavo o noveno grado.

Da el primer paso acercándote a un maestro de matemáticas en la escuela de tu hijo y pídele que te explique el contenido que cubren los distintos cursos de matemáticas. A continuación, realiza la pregunta crucial: ¿a dónde conduce cada uno de estos cursos? Entérate de cuáles son las oportunidades o desventajas de cada curso de matemáticas.

También te convendría darle un vistazo al puntaje de tu hijo en pruebas. Este puede representar una manera inestimable de evaluar la verdadera habilidad de tu hijo para las matemáticas. Es posible que tu hijo esté obteniendo buenas calificaciones en matemáticas sin dominar el material a ciencia cierta. Si el puntaje de tu hijo en pruebas de matemáticas suele demostrar un desempeño menor al de sus calificaciones, este hecho representa un indicador de que podría no estar recibiendo la preparación adecuada para futuras clases de matemáticas.

Mantén la mente abierta a las opciones (superiores e inferiores), siendo consciente de que cada elección puede tener implicaciones a largo plazo. A medida que la sociedad se hace más dependiente de la tecnología, las habilidades matemáticas se han hecho cada vez más importantes, incluso para trabajo rutinario de oficina y empleos industriales. Si tu hijo desea una amplia gama de opciones en cuanto a profesiones y universidades, abogar por la mejor educación matemática disponible no significa que estás siendo exigente, solo práctico.

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