Tu niño de octavo grado casi logra atravesar una montaña rusa social, emocional y académica de tres años, pasando de preadolescente a adolescente. Con los planes de la escuela secundaria en marcha, esperaban un trimestre primaveral sin preocupaciones, con bailes de octavo grado, viajes escolares y graduación. Entonces, todo cambió y tu hijo de octavo grado se perdió de estos ritos.
La transición tan esperada a la escuela secundaria es angustiosa y llena de incógnitas en la mejor de las circunstancias. Pero ahora tu hijo de octavo grado se pregunta si tendrá un comienzo “normal” en la escuela secundaria en el otoño — o si se quedará en casa para siempre.
¿Cómo será el próximo año?
La cruda verdad es que nadie lo sabe todavía. Algunos niños de 8.º grado ya están recibiendo invitaciones para “picnics” y orientaciones en Zoom de primavera y verano de 9.º grado, donde conocerán a sus compañeros y al personal de la escuela en la pequeña pantalla en lugar de la nueva escuela secundaria. En estos tiempos anormales, es normal que tu hijo de octavo grado te pregunte: ¿Me asignarán un casillero? ¿Cómo conoceré a mis futuros mejores amigos? ¿Cómo será la escuela secundaria sin esas importantes interacciones que sientan las bases de una fructífera vida en la escuela secundaria?
Cómo ayudar a tu niño de 8.º grado a sobrellevar la situación
Reconoce el sentido de pérdida de tu hijo. “La inclinación de los padres es tratar de convencerlos de sentirse de otra manera”, dice el psicólogo John Duffy, autor de (Cómo criar al nuevo adolescente en la era de la ansiedad). “Los niños de octavo grado están pasando por mucho dolor. Lo más importante que puedes hacer es hablar honestamente sobre lo que están viviendo”.
El fin de la inocencia
Hacerle saber a tu niño de 8.º grado que sabes que está pasando por algo difícil es vital, dados los inseguros meses que se avecinan. “De la forma en que todo está yendo, puede haber más pérdidas”, dice Duffy, quien dice que pretender lo contrario le hace un diminuto favor a tu hijo. Desde el punto de vista del desarrollo, tu adolescente puede ver al menos una parte del panorama general. Aunque incluso en tiempos normales los niños de la escuela intermedia exageran lo cruel que es su mundo (piensa en los Juegos del Hambre), pueden evaluar de manera realista lo que están experimentando durante estos tiempos verdaderamente extraños, lo cual es una gran pérdida. “Muchos estudiantes de octavo grado con los que trabajo sienten que esta época de su vida, justo antes de la escuela secundaria, es su último momento de inocencia”, dice Duffy. “Están pensando, ‘debería ser capaz de relajarme y disfrutar de este momento y me están robando eso'”, antes de que empiecen el intenso ritmo de la escuela secundaria que creará o eliminará sus sueños de ir a la universidad.
Cómo ayudar a tu niño de 8.º grado a sobrellevar la situación
En lugar de ofrecer promesas que pueden no cumplirse, validar la realidad de tu hijo hace maravillas. Simplemente decir, “lo siento mucho, es una situación triste”, puede construir una base de confianza con tu joven adulto emergente que puede estar enfrentando continuos desafíos en un mundo donde las máscaras y el distanciamiento social se convierten en la norma para el futuro cercano y lejano.
El tenso presente
Mientras tanto, la vida de encierro en casa continúa. A esta edad, los compañeros más que los padres tienden a ser esenciales para el apoyo emocional y la conexión. Tu hijo de 8.º grado también está perdiendo relaciones clave con maestros, entrenadores y otros adultos influyentes que le ayudan a aprender quién es en el mundo. Es más, enfrenta muchas “última vez” en la escuela intermedia: ese papel en la obra de la escuela de primavera, que reforzaría su ego, el premio académico que se le entregaría al subir al escenario en la graduación, el premio MVP (premio al jugador más valioso de la NBA)
anunciado delante de cientos de fans en el campo de juego. En lugar de eso, debe pasar este tiempo encerrado en casa con su familia.
Cómo ayudar a tu niño de 8.º grado a sobrellevar la situación
Dale espacio, porque los niños de 13 y 14 años necesitan desesperadamente espacio físico y emocional. ¿Y esas horas extras que podrían estar pasando en sus teléfonos y portátiles? Mantener las amistades es clave para los niños de 8.º grado, y en estos días, solo pueden hacerlo en línea. Así que Duffy sugiere aflojar las reglas habituales de la casa en cuanto al tiempo de pantalla. Sí, tu hijo debe hacer ejercicio todos los días, dormir y comer bien. Pero resiste las ganas de regañar y, recomienda Duffy, reemplázalo con este mantra tan necesario para tu hijo de octavo grado: “Estoy aquí para ti”. “Tu hijo de octavo grado, más que nunca, necesita oír eso”, dice Duffy.
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