Desde kínder hasta tercer grado, todos los niños necesitan avanzar semana a semana en el proceso de aprender a leer.

En los primeros años, los niños deberían estar aprendiendo palabras visuales o de alta frecuencia como en, y, el, entonces, que y cuando. Al final del kínder y al inicio del primer grado, el maestro de tu hijo debería dar lecciones fónicas explícitas, lo que implica aprender el sonido de las letras, como las consonantes (por ejemplo, b, c, d, etc.), las combinaciones de consonantes (por ejemplo, sh, th, ch, etc.) y los sonidos de vocales cortos y largos (a, e, i, o, u).

Pregúntale a la maestra

Si a tu hijo se le están enseñando palabras de alta frecuencia, pero no está aprendiendo a identificar palabras por el sonido individual de sus letras (proceso que los maestros llaman “decodificar“), tienes que hacerle algunas preguntas más. Todo niño tiene que ser capaz de identificar (o decodificar) una palabra nueva mediante el sonido de sus letras individuales. En segundo grado, los niños no deberían estar intentando reconocer palabras nuevas o valerse de imágenes para descifrar el significado de las mismas. Deberían estar dividiendo las palabras por sonidos y haciéndose cada vez más rápidos y sofisticados con el paso de las semanas.

Consulta con frecuencia a la maestra de tu hijo para asegurarte de que esté avanzando. No te conformes con afirmaciones vagas como “tu hijo lo está haciendo bien” o “tu hijo se porta mal”, o que tu hijo levanta la mano antes de hablar (o no), o que sabe usar el pegamento. El maestro de tu hijo debería ser capaz de describirte con cierto grado de detalle el progreso de tu hijo o el área específica en la que no está cumpliendo las expectativas de lectura.

Un plan de acción

Cuando tu hijo no está avanzando en la lectura o parece haberse estancado, necesitas actuar con prontitud. Solicita una reunión con la maestra de tu hijo. Si esto no resulta efectivo, solicita una reunión con el especialista en lectura de la escuela.

Tu primera pregunta para el especialista en lectura debería ser en privado. Pídele que describa su capacitación. En algunas escuelas, el puesto de especialista en lectura se le otorga a un maestro con un alto nivel de capacitación en la enseñanza de la lectura para niños. En ocasiones, se trata de un maestro que, año tras año, logró que todos los estudiantes alcanzaran y mantuvieran el nivel exigido en su grado. Muchas veces, sin embargo, el puesto del especialista en lectura se le otorga como recompensa a un maestro con muchos años de servicio. Si te reúnes con un especialista en lectura que pertenece a esta última categoría, reduce tus expectativas respecto a la reunión.

En cuanto la maestra, el especialista y quizás el director estén reunidos, lo que te interesa es determinar un plan de acción. No quieres escuchar a nadie decir “es que tu hijo no está listo” o “tu hijo alcanzará al resto de la clase” o “tenemos que esperar otro año a que tu hijo se atrase más para poder recibir ayuda”. Si escuchas “puede que tengamos que retener a tu hijo hasta que esté listo para leer”, tendrás que hacer incluso más preguntas. Hay razones válidas para retener a un niño (aunque no existen investigaciones determinantes en esta área). Sin embargo, para la mayoría de niños con problemas de lectura, aprender a leer no es cuestión de madurez.

No esperes a que sea demasiado tarde

La verdadera pregunta es: “¿Qué tendrá de distinta la enseñanza del próximo año respecto a la actual?”. Proporcionarle a tu hijo el mismo método o enseñanza de lectura ineficaz por otro año no servirá de nada. Necesitas salir de esa reunión con un plan de acción específico y meticuloso y basado en aprender fónicas (o decodificar), uno que comience al día siguiente. Si no lo obtienes, puede que tengas que buscar los recursos para contratar a un tutor con capacitación especial.