Las tareas. Independientemente de que seas un estudiante de quinto grado o un estudiante de primer año en la universidad, la simple idea de hacer tareas puede resultar abrumadora. Y, de hecho, hacer las tareas puede ser bastante difícil. Sin embargo, las tareas no tienen que ser algo intimidante para tu hijo.

Como exmaestro de inglés de escuela secundaria e investigador especializado en los aspectos necesarios para llegar a la universidad (y coautor de la nueva edición de un libro sobre el éxito académico que está por publicarse), he estudiado las tareas desde 2010. A continuación, te presento seis formas en las que, en mi opinión, las tareas pueden ser más manejables y valiosas, independientemente de que tu hijo esté en la escuela primaria, intermedia o secundaria.

  1. Establece prioridades

    Establece una lista de prioridades con base en la programación didáctica o la lista de asignaciones. Esto puede ser útil para abordar tareas complejas, crear motivación y activar el sentido de control e independencia de tu hijo en lo relacionado al aprendizaje. La lista de prioridades ayuda a mantener objetivos y le brinda un sentido de satisfacción a tu hijo al quitar elementos de la lista a medida que los completa.

  2. Trabaja en las tareas difíciles primero

    Comenzar por la tarea más difícil ayuda a aprovechar al máximo los niveles de energía y concentración de tu hijo al comienzo de una sesión de trabajo. Tu hijo puede encargarse de las asignaciones más fáciles o que requieran menos tiempo al final de la sesión de trabajo.

  3. Divide las tareas en pasos más pequeños

    Puede que tu hijo no sepa cómo comenzar una tarea grande, lo cual podría generar el querer aplazar el trabajo o sentimientos de fracaso. Para evitar esto, divide las tareas grandes en tres o cuatro pasos más pequeños. En una sesión de tareas, tu hijo puede sentirse más realizado al completar todos los pasos pequeños que llevan a la meta principal. En algunos casos, tu hijo podría ser capaz de distribuir estas tareas en el transcurso de una semana.

  4. Crea evidencia del aprendizaje

    Tu hijo recibirá mayores beneficios del tiempo que le dedique a la lectura, revisión de notas o al estudio si crea algo en el proceso (enlace en inglés). Por ejemplo, crear fichas, un organizador gráfico, gráficos o notas con viñetas puede ayudar a tu hijo a convertirse en un aprendiz activo en lugar de uno pasivo. Organiza las herramientas creadas durante la tarea por fecha y tema de manera que tu hijo pueda repasarlas cuando necesite prepararse para pruebas o proyectos.

  5. Construye una red de apoyo

    Si ciertos problemas de las tareas no pueden ser resueltos y tu hijo no sabe cómo continuar, descubre lo que está confundiendo a tu hijo y pídele que escriba o registre lo que opina. Anota las preguntas y sé lo más específico que puedas para buscar ayuda adicional de maestros o tutores.

    Mientras más capaz sea tu hijo de identificar las fuentes de confusión, más proactivo será al momento de dirigirse a una red de apoyo (maestros, tutores y otros) para obtener ayuda adicional.

  6. Revisa las metas y establece otras nuevas

    Al inicio de cada sesión de tareas, establece metas para completar las tareas o asignaciones de tu hijo. Revisa las metas al final de la sesión y hazle saber a tu hijo que completó lo que se propuso. Este proceso de establecer metas desarrolla confianza a lo largo del tiempo y ayuda a tu hijo a entender su potencial incluso en medio de las dificultades. Una rutina de tareas productiva ayudará a tu hijo a darse cuenta de que el aprendizaje es un viaje continuo. Puede que el viaje sea difícil, pero una buena organización lo hará lo menos estresante posible.