¿Construye tu hijo torres altísimas que terminan desparramándose por toda la sala? ¿Encuentras piezas de rompecabezas por toda la casa? ¿O quizás las fichas del juego de mesa favorito de tu hijo siempre terminan en las escaleras y nunca en la caja?
Antes de perder la calma, recuerda que este tipo de juego es más que mera diversión. Se denomina (enlace en inglés) y es fundamental para desarrollar el sentido del tamaño, espacio, forma, posición, dirección y movimiento de tu hijo. Puede que estas habilidades solo parezcan importantes en un sentido abstracto, pero en realidad son vitales en el kínder pues afectan las habilidades matemáticas iniciales y la capacidad de seguir direcciones de tu hijo.
Las habilidades espaciales son las que nos ayudan a cruzar la calle, a conducir un auto o a armar un mueble, pero también son importantes para las matemáticas. Todo comienza con el juego de mesa Serpientes y Escaleras y termina en una carrera en el área de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Se considera que un estudiante de kínder está bien preparado si domina, entre otras cosas, las habilidades espaciales. Se espera que los estudiantes de kínder sean capaces de reconocer y nombrar cuatro formas: círculos, cuadrados, triángulos y rectángulos (y esto marca el inicio de las lecciones de geometría de tu hijo).
También se espera que los estudiantes de kínder sigan direcciones que involucren palabras matemáticas espaciales como delante, detrás y sobre. Un niño capaz de ubicar su cuerpo en el espacio (como al final de la fila o al lado de su amigo) puede seguir direcciones comunes de forma más eficiente y relacionarse mejor con los demás niños mientras aprenden a jugar y compartir juntos.
Douglas Clement, experto en matemáticas iniciales, lo denomina “el lenguaje del espacio”. Clement, profesor en la Universidad Estatal de Nueva York en Búfalo y coautor de Learning and Teaching Early Math, les aconseja a los padres usar palabras relacionadas con las formas y el espacio, como detrás, debajo, profundo, último, hacia atrás, triángulo y esquina, en las interacciones cotidianas con sus hijos pequeños. Según Clement, al decir frases como: “Mira, corté tu emparedado en triángulos” y “escondí tus zapatos detrás del sofá ¿puedes encontrarlos?”, estás “matematizando” a tu hijo mediante rutinas diarias. Clement señala que todos los niños pequeños tienen la misma comprensión implícita de las matemáticas (lo comprenden, pero no lo verbalizan). Para lograr que verbalicen esa comprensión (enlace en inglés).
A continuación, te presentamos algunas formas sencillas y divertidas de “matematizar” a tu pequeño en un día normal.
Practica matemáticas mientras lees un cuento
Bien sea antes de dormir o los fines de semana, la lectura de cuentos es una excelente oportunidad para ayudar a tu hijo a reconocer las distintas formas. “Cuando le estés leyendo un libro ilustrado a tu hijo, resalta las posiciones y la representación espacial”, sugiere Deborah J. Stipek, profesora de Stanford Graduate School of Education. “Puedes decir: ‘El árbol está detrás del auto’ y ‘el techo es un triángulo’. Pregúntale a tu hijo: ‘¿Cuántos círculos podemos encontrar en la casa? ¿Cuántos rectángulos?’”. Usando lenguaje sobre formas y espacio, ayudas a tu hijo a acostumbrarse a procesar y usar el lenguaje matemático.
Cacería de formas
La búsqueda del tesoro es una “excelente forma de desarrollar habilidades matemáticas”, señala Stipek. Esta búsqueda exige las mismas habilidades de reconocimiento usadas durante la lectura, pero aplicadas en la vida real. Dibuja mapas sencillos para que tu pequeño detective se oriente con tus bocetos. En esta imagen, ¿está la iglesia frente a la niña, detrás de la niña o del otro lado?
¿Está tu hijo listo para un proyecto más grande? Déjalo que te ayude a decidir la posición de los muebles en su habitación o cómo guardar sus juguetes. Ambas actividades mejorarán la percepción espacial de tu hijo.
Ayudando con las tareas del hogar mientras aprende
¿Necesitas un poco de ayuda en el hogar (enlace en inglés)? Pídele a tu hijo que apile algunas tazas y tazones pequeños. Tu estudiante de preescolar puede guardar los contenedores de plástico pequeños dentro de los contenedores más grandes. Cuando tengas que lavar la ropa, tu hijo puede separar la ropa sucia por colores, y una vez limpia puede separarla según su dueño, o apilar las toallas de mano pequeñas sobre las toallas de baño más grandes.
En el kínder, se espera que los niños sean capaces de seguir instrucciones de tres pasos. Sin embargo, ¡esto requiere práctica! Puedes contribuir desde casa ayudando a tu hijo a aprender rutinas de tres pasos. Será más efectivo si además haces que las rutinas sean divertidas. Por ejemplo, todas las noches, haz que tu hijo adquiera el hábito de ponerse su pijama, cepillarse los dientes y elegir el cuento que leerán juntos. Repasa las rutinas con tu hijo y ayúdalo a memorizar el orden. ¿Cuál es el primer paso? ¡La pijama!
Respecto a la conducta de tu hijo en el kínder, una comprensión sólida de las preposiciones, como detrás, sobre, arriba y abajo, lo ayudarán a entender las direcciones. Si, por ejemplo, tu hijo no se ubica al final de la fila o al lado de un compañero del salón cuando el maestro se lo pide, te conviene asegurarte de que esto no se deba a que desconoce el significado de al final o al lado. ¿Por qué? Porque seguir direcciones es una de las habilidades más importantes que se espera que tu hijo desarrolle en el kínder.
Una aventura geográfica
Cuando vayas conduciendo o caminando a casa, pídele direcciones a tu hijo y fíjate si sabe dónde están ubicados. En un zoológico o en el parque de diversiones, fíjate si tu pequeño guía puede orientarte hacia las jirafas o la montaña rusa. En el supermercado, fíjate si puede encontrar la sección de frutas y el refrigerador donde guardan la leche. Alternativamente, pídele a tu hijo que te señale cuatro círculos, tres triángulos, un rectángulo y un cuadrado a lo largo del camino.
Al aire libre, quizás cerca de un arroyo, puedes ayudar a tu pequeño ingeniero a construir un túnel de arena o lodo. Comprueba si puede contener el flujo del agua construyendo un dique con piedras, ramas y hojas para desviar el agua hacia el dique o a través del mismo. Estos juegos acostumbrarán a tu hijo a pensar en dónde se ubican las cosas en relación con las demás.
¿No tienes mucho tiempo para pasear al aire libre? Permite que tu pequeño geólogo coleccione rocas que pueda clasificar en casa de acuerdo a varios criterios (tamaño, forma y color).
Así que no te preocupes y deja que tu pequeño saque los bloques y rompecabezas, e incentívalo a jugar hasta que esté satisfecho. Los juguetes de construcción, como Legos, son de los más populares y hacen que valga la pena el desastre (y el dolor ocasional de pisarlos estando descalzos), pues estos bloques con formas que se colocan debajo, arriba y de forma contigua están sentando bases sólidas para las habilidades matemáticas y de resolución de problemas que serán útiles para tu hijo en el kínder y más allá.