Para muchos padres la asignatura de matemáticas despierta sentimientos de ansiedad, quizás evoca recuerdos de exámenes cronometrados, conceptos complicados o errores vergonzosos que cometieron en clase. Si crees que las matemáticas son algo que otras personas entienden, o que no tienen un uso práctico, tu actitud puede sabotear tu capacidad de ayudar a tu hijo. Elimina el miedo y la frustración respecto a la tarea de matemáticas demostrando cómo los números se utilizan en el hogar a diario.

Cubre las bases

  • Si las matemáticas te ponen nervioso, intenta no pasarle tus sentimientos a tu hijo. Comparte solo lo útil y no lo dañino.
  • Es posible que desees contar con un tutor, un hermano mayor o un compañero tutor que ayude a tu hijo con las matemáticas. Verifica si tu escuela tiene un programa de tutoría entre compañeros.
  • Comienza cada sesión de tarea de matemáticas pidiéndole a tu hijo que explique lo que se supone que debe hacer. Por su respuesta, sabrás si puede hacer la tarea solo o si necesita ayuda.
  • Si no estás presente cuando tu hijo termine su tarea, dile que la revisarás cuando llegues a casa. Asegúrate de hacerlo. Dile que haces eso para ayudarlo, no para juzgarlo.
  • Anima a tu hijo a que se comunique con un compañero de clase si no entiende o pasa por alto una tarea.

Las matemáticas nos rodean

  • Explora las matemáticas del día a día: cuenta los tenedores para poner la mesa, sirve de un galón de leche, indica la hora en que comienza su programa de televisión favorito. Cuando los niños se dan cuenta de que las matemáticas los rodean, comienzan a relajarse y a ver el significado que tienen en sus vidas.
  • Muéstrale cómo las matemáticas son más que aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir. Las matemáticas también nos enseñan a analizar, razonar y planificar. Estas son habilidades útiles que también se transfieren a la lectura y la escritura.
  • Modela el pensamiento analítico y matemático. Sé un solucionador de problemas, plantea preguntas y encuentra soluciones. Habla sobre semejanzas y diferencias, y explica tu razonamiento.
  • Anima a tu hijo a explicar su proceso de resolución de problemas para que pueda comprender su razonamiento.
  • Cuando conduzcas a la escuela o a la tienda, habla sobre cómo los números nos ayudan a determinar qué tan rápido conducimos, la distancia recorrida, el kilometraje que recorre el automóvil por galón de gasolina y cuánto tiempo tardarán en llegar a casa.
  • Expón a tu hijo al dinero en sus primeros años escolares. Haz que reúna monedas en una alcancía y las cuente con regularidad. Si recibe una mesada, pídele que lleve un registro de la cantidad o abra una cuenta bancaria.
  • Haz que tu hijo use un reloj analógico y uno digital para aprender ambos métodos para decir la hora.
  • Incorpora juegos que involucren números y matemáticas, desde fichas para aprender operaciones matemáticas básicas hasta juegos de mesa que involucren dinero, tiempo y lógica.
  • Coloca un gráfico de operaciones matemáticas en la habitación de tu hijo. Algunas actividades y juegos pueden ayudar a los niños a memorizar conceptos matemáticos.
  • Los videojuegos educativos y el software de aprendizaje también pueden reforzar las habilidades matemáticas, desde la aritmética hasta el álgebra. Los estudiantes mayores tal vez quieran usar calendarios y hojas de cálculo para planificar sus horarios diarios o semanales.
  • Cuando ayudes a tu hijo, hazle preguntas para guiarlo a través del proceso, como “¿por dónde empiezas?”, “¿qué necesitas averiguar?”, “¿puedes mostrarme en un dibujo cómo obtuviste la respuesta?”.
  • Está bien decir que no comprendes un problema. Les da la oportunidad de revisar la lección juntos para ver si se ha pasado por alto algún dato importante.
  • Establece un entendimiento claro con el maestro de tu hijo sobre la frecuencia y la cantidad de tareas que recibirá. La modificación en la tarea puede aumentar su motivación y productividad. Junto con el maestro decidan si tu hijo necesita resolver menos problemas matemáticos, o si puede decir las respuestas en voz alta y tú puedes escribirlas por él, o si puede verificar su trabajo con una calculadora.

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