¡Las clases han terminado! Adelante, respira profundo y regocíjate en la satisfacción de haber completado otro año escolar. Pero… ¿qué sigue? A medida que comienza el verano (y te encuentras haciendo malabarismos con asuntos de cuidado infantil, financieros, académicos y recreativos), ¿cuál de los siguientes cuatro estilos de crianza veraniega seguirás durante las semanas que transcurrirán entre el día de hoy y el primer día de clases?

  1. Relajado: Mi hijo se esfuerza más que yo durante el año escolar, ¡necesita diversión y descanso!
  2. Aprendizaje ligero: Si mi hijo no lee por voluntad propia, le daré un pequeño empujón.
  3. Gran esfuerzo, gran diversión: Un equilibrio equitativo entre aprendizaje y recreación es el objetivo.
  4. Trabajo, trabajo, trabajo: El verano es la mejor época para adelantarse en el ámbito académico.

Estilo veraniego #1: Relajado

“El verano debería ser un descanso total. Mi hijo se lo ha ganado”. ¿Te identificas con estas palabras? En ese caso, “relajado” es tu estilo veraniego.

Tu hijo está emocionado por levantarse tarde y pasar horas al aire libre. Es más probable que lo lleves a la piscina que a la biblioteca, y te esforzarás al máximo por mantener sus niveles de estrés al mínimo. Sin embargo, antes de que te relajes por completo, considera las siguientes estadísticas aleccionadoras del verano: una investigación realizada por RAND (publicada en “Making Summer Count”) descubrió que los niños pierden un mes de aprendizaje, siendo las habilidades matemáticas quienes se llevan la peor parte. Sin embargo, abstente aún de someter a tu hijo a una rotación estricta entre el gimnasio y la biblioteca. El verano es una época especial para aprender de forma distinta. Los padres pueden aprovechar el “aula al aire libre” llevando libros al parque, enseñando nombres de plantas y animales y (enlace en inglés).

Estilo veraniego #2: Aprendizaje ligero

Te asegurarás de que tu hijo lea durante el verano, pero no aplicarás mano dura. Tu estilo es “aprendizaje ligero”.

Si logras inscribir a tu hijo en un programa corto de verano, resulta grandioso. Cualquier esfuerzo por exponer a tu hijo a nuevas experiencias de aprendizaje es mejor que nada. En una (enlace en inglés), el 58 por ciento de los padres afirmó que los días largos de verano son los más difíciles de cubrir. En la misma encuesta, el 89 por ciento de los niños (¡incluso preadolescentes y adolescentes!) admitió que “aunque pueda quejarme de ello, en ocasiones necesito un empujón de mis padres para realizar actividades positivas para mí”.

(enlace en inglés) es una forma excelente de lograr que tu hijo lea más allá de lo requerido. Kate Shatzkin, portavoz de la (enlace en inglés), se toma una semana libre del trabajo para dedicársela a sus hijos, probando nuevas actividades de aprendizaje cada día. En días posteriores al verano, su esposo hace lo mismo. El “Campamento de Papá” incluye el “Día de la Democracia”, el cual podría consistir en una excursión a la Corte Suprema; “Día del Comercio”, cuando logran echar un vistazo entre bastidores a negocios locales (una de las actividades favoritas de todos los tiempos: ¡ver cómo se preparan las papas fritas!), y “Día de la Actividad Física” repleto de desafíos de aptitud física. Sus hijos reciben “Billetes de Papá” al escribir reportes o poemas sobre lo aprendido, los cuales pueden intercambiar por golosinas y les brindarán una pequeña lección sobre ahorro e inversión.

Estilo veraniego #3: Gran esfuerzo, gran diversión

¿Incentivas a tu hijo a estudiar toda la mañana y a jugar toda la tarde? “Gran esfuerzo, gran diversión” es tu estilo.

Recuerda: jugar también puede ser educativo. Shatzkin indica que muchas actividades recreativas al aire libre, como escalar una torre en el parque infantil, puede enseñar mucho. “¿Qué tal pedirle a tu hijo que realice gráficos sobre la altura alcanzada cada día?”, sugiere. Incluso jugar a la lucha libre en casa puede ayudar a desarrollar el potencial cerebral del niño. ¿No puedes salir? Los juegos de mesa son otra excelente alternativa para jugar y aprender a la vez. Aprende estas otras alternativas para inmiscuir el aprendizaje en tus planes veraniegos.

Estilo veraniego #4: Trabajo, trabajo, trabajo

Crees que el verano gira en torno a adelantarse en el ámbito académico (o ponerse al día). Tu estilo veraniego es “trabajo, trabajo, trabajo”.

Sin duda, tu hijo se beneficiará desde el punto de vista académico, iniciando el año escolar con ventaja (o al menos en el nivel donde debería estar). Quizá estás haciendo que revise el plan de estudios del próximo año o has creado tu propio plan académico. En ese caso, tu hijo puede aprovechar el verano para familiarizarse con nuevos temas o incluso trabajar con un tutor. Según Shatzkin, los estudiantes inscritos en programas veraniegos de tiempo completo, cuya duración alcance al menos cinco semanas, pueden obtener mejores resultados. “Resulta grandioso si tu hijo puede formar parte del programa de aprendizaje veraniego del distrito escolar”, señala Shatzkin. “Esto resulta particularmente importante en años de transición como cuando el niño avanza a la escuela intermedia o secundaria”.

Sin embargo, el cerebro del niño necesita un descanso y su cuerpo necesita ejercicio. Los campamentos y otras actividades organizadas que lo mantengan activo pueden ser de ayuda. Incluso los paseos informales al aire libre (al parque local o una excursión) pueden resultar positivos para tu hijo.

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