El problema: Quiero dejar de molestar a mi niño.

Analiza tus propias emociones.

Prueba esto

Tómate un momento para ti mismo. Parece que estás bastante frustrado con el comportamiento de tu hijo. ¿Estás cansado de causar molestia? Con razón, rara vez funciona. En su lugar, intenta algo práctico, como dejar una nota encima del fregadero recordándole a tu hijo que enjuague y ponga los platos en el lavaplatos en lugar de repetírselo.

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También podría ser algo más profundo. Tus expectativas podrían ser demasiado altas. O quizás estés teniendo problemas para comunicarte de manera efectiva. Si siempre te frustras cuando le pides a tu hijo que haga algo, es probable que tus emociones se estén interponiendo en la forma como expresas el mensaje.


No hagas cosas por ellos.

Mejor no

No creas que puedes resolver esto haciendo más y diciendo menos. En el momento, es fácil pensar, ¡En lugar de fastidiar, lo haré yo mismo! Pero eso crea un problema aún peor: niños que no pueden cuidarse a sí mismos.


Imagina que no hay problemas… no es difícil de hacer.

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En un momento donde no haya confrontación, dile a tu hijo que no te gusta quejarte y que ya no quieres comportarte así, pero necesitas encontrar una manera de hacer que él haga lo que necesita hacer. Pregúntale a tu hijo qué haría si estuviera en tu lugar y resuelvan juntos la manera como él puede cumplir con sus responsabilidades.


Molestar + quejarse = no es divertido para nadie.

No digas

“¿Piensas que quiero ser esta persona loca que habla de toallas mojadas en el piso del baño y te recuerda que hagas la tarea de matemáticas todo el tiempo? ¿Por qué no puedes simplemente escucharme una vez?”.


Por qué

Tienes que lidiar con dos verdades para resolver el problema y dejar de molestar a tu niño:

  1. La mayoría de los niños necesitan repetición para aprender. Este es un secreto conocido por todos los grandes maestros de escuela primaria. La repetición es su amiga. También son importantes las rutinas, los recordatorios visuales y las reglas establecidas. La repetición y los recordatorios no son lo mismo que molestar. Causar molestia nace de la frustración.
  2. Al continuar molestando a tu niño, le enseñas que es normal. Tu hijo aprenderá a no prestarte atención y a molestarte. Adopta un enfoque de resolución de problemas: solicita la opinión de tu hijo e inclúyela para resolver el problema en cuestión. Si vuelve a perder el autobús escolar, dale la oportunidad de descubrir cómo no llegar tarde la próxima vez. Recuerda que el objetivo es prepararlo para que sea un adulto funcional.

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