Mientras los reportajes se enfocan en los estudiantes de tercer y cuarto año de secundaria que se están perdiendo de momentos importantes como el baile de fin de curso o la graduación, es fácil subestimar el impacto de los pequeños cambios en la nueva realidad de tu niño de 9.º o 10.º grado. La vida diaria de tu hijo ha cambiado en medio de sus años de secundaria, lo que conlleva muchas decepciones pequeñas y unos cuantos miedos grandes e imponentes.
¿Qué sucederá el próximo año?
Es posible que tu estudiante de 9.º grado se encuentre pensando de repente en todas las cosas que esperaba del próximo año. ¿Cómo puede jugar un deporte colectivo como el fútbol con el distanciamiento social? ¿Qué gracia tiene el club del anuario si gran parte de lo que hará es enviar correos a sus compañeros de clase para que envíen sus fotografías en lugar de tomarlas en diferentes eventos escolares emocionantes? ¿Acaso podrá obtener su licencia de conducir?
Tu estudiante de 10.º grado probablemente está emocionado por el tercer año de secundaria y se pregunta qué sucederá con todos los planes que tenía preparados. Para muchos estudiantes, el tercer año de secundaria tiene muchos puntos de intensidad: formar parte del equipo deportivo de la escuela, ser líder de clubes, visitar universidades, tomar los exámenes de admisión universitaria y estudiar el año más riguroso en términos académicos. ¿Qué podrá hacer tu hijo? ¿Tendrá que tomar los exámenes SAT y ACT como siempre se ha hecho? ¿Cómo afectan los cambios en las finanzas de la familia su posibilidad de ir a la universidad?
Cómo ayudar a tu niño de 9.º o 10.º grado a sobrellevar la situación
Establece una conversación sobre el próximo año, pero no le cuentes una historia maquillada del futuro. La psicóloga de desarrollo infantil Diana Divecha dice que, al llegar al 10.º grado, la mayoría de los chicos quieren saberlo todo. “Son excelentes para detectar la hipocresía y los inventos. Quieren saber la verdad”. Al mismo tiempo, seguirá buscándote para sentir seguridad. “Quieren dar por sentado a los adultos de su vida, así que es una línea delgada”.
Divecha sugiere tener una planificación general para las discusiones complicadas. Dile a tu hijo: “A pesar de que no sabemos qué deparará el futuro, vamos a tener una conversación sincera. Mi trabajo como padre es encontrar una solución y seguiremos discutiendo esto a medida que surja más información”.
Extrañar a los amigos (e incluso a los maestros)
Mientras los chicos más pequeños pueden prosperar con todo este tiempo adicional en familia, los adolescentes están en una etapa de desarrollo donde el enfoque natural de sus vidas está en crear relaciones fuera de su círculo familiar. A esta edad, las interacciones de tu hijo con sus amigos tienden a ser más significativas que las que tiene con su familia (tu hijo te sigue queriendo, solo que prefiere estar con otras personas). Así que, a pesar de que pueda parecer que está bien, es probable que esté lamentando la pérdida del contacto diario con sus amigos y conocidos. Es posible que también extrañe a los adultos que conoce fuera de su hogar: los maestros, consejeros, entrenadores y parientes que pueden alegrar el día de tu hijo con un chiste o palabras de aliento.
“Esta pandemia le ha quitado a los adolescentes uno de los ingredientes principales que necesitan para un buen desarrollo”, dice Rich Lerner, profesor de psicología y fundador del Center for Youth Development de la Tufts University. “La diversidad en sus relaciones”.
Cómo ayudar a tu niño de 9.º o 10.º grado a sobrellevar la situación
En tiempos pasados, es decir, hace algunos meses, es posible que pensaras que tu hijo pasaba mucho tiempo usando TikTok o Snapchat. Actualmente, es probable que incluso tengas que motivarlo a pasar más tiempo socializando en línea.
“Ahora, los chicos están intentando individualizarse mientras están encerrados en sus casas”, explica Divecha. “Y la única forma de tener un escape es a través del Internet”. Divecha recomienda estar al tanto de lo que hace tu hijo en línea y equilibrarlo con la vida familiar fuera del Internet. “¿Es demasiado? ¿Es nocivo?”. Equilibra el tiempo frente a la pantalla con tus propios valores familiares y lo que requieres de tu hijo. “Tenemos esta estructura, ritual, ¿hay un equilibrio ingenioso? ¿Es significativo?”.
En otras palabras, incluye a los adolescentes en la planificación de la agenda y las responsabilidades diarias de la familia. Las investigaciones sugieren que los chicos que están en crecimiento durante una crisis y tienen propósitos al contribuir con la familia, terminan desarrollando grandes niveles de resiliencia, confianza y control.
Identidad interrumpida
Estos son los años en los que los estudiantes de escuela secundaria suelen formarse como individuos: escogen sus clases y deportes, buscan trabajo y tienen más responsabilidades. Inclusive se pueden enamorar. En términos psicológicos, todas estas actividades les sirven para explorar su identidad física, sexual, social, vocacional, espiritual y académica. No solo se preguntan cosas como: ¿Quién soy? ¿Cómo puedo encajar? Están experimentado de forma activa muchas situaciones. ¿Obtener el puesto de editor de noticias del periódico escolar o ser designado como subcapitán del equipo de atletismo? No son simplemente juegos: es una práctica para la adultez. Estas experiencias dejan una marca profunda en la identidad de tu hijo.
En la era del distanciamiento social, las clases a distancia y la inminente posibilidad de pasar más tiempo en cuarentena, no es de sorprender que tu hijo sienta que su mundo (que incluye todo desde las relaciones con sus compañeros hasta sus sueños a largo plazo) se le viene encima.
Cómo ayudar a tu niño de 9.º o 10.º grado a sobrellevar la situación
Es complicado saber cómo ayudar a tu hijo a manejar tantas dudas. “Actualmente estamos lidiando con una gran incertidumbre”, admite Divecha. Ya que no puedes reconfortarlo con un futuro que no puedes predecir, es importante enfocarse en ayudarle a expresar sus sentimientos. ¿Qué se siente ser un jugador de fútbol que no puede practicar con sus compañeros de equipo?
Divecha dice que le gusta seguir una fórmula sencilla en todas sus conversaciones con adolescentes. “La primera parte de cualquier conversación se trata de hacerlos hablar de sus sentimientos. Haz preguntas. Tienen mucha sabiduría acumulada en su interior”. Es solamente después de esto que puedes pasar a “resolver problemas con tacto”, haciéndole preguntas que lo orienten a pensar en sus propias soluciones.
“¿Qué opciones crees que tienes? ¿A quién puedes acudir para tener más opciones? ¿Qué piensa el entrenador de fútbol?”, explica Divecha. “Ayúdalo a revelar lo que lleva dentro”.
Lerner recomienda motivar a los chicos a desarrollar su libre albedrío haciéndolos pensar en cómo manejarían la reapertura de las escuelas. “Pídele que piense en cómo construir el nuevo mundo que quiere vivir. Colabora con él. Sugiérele que hable de eso con sus amigos”.
Tiempos difíciles para los chicos
Los años centrales de la adolescencia son una etapa en la que los humanos son muy propensos a desarrollar problemas de salud mental. Los trastornos alimenticios son comunes, especialmente en las chicas. Las tasas de ansiedad y depresión en adolescentes se han disparado. Y, durante esta etapa de desarrollo cerebral, son más propensos a tomar riesgos nocivos (como conducir ebrios o experimentar con el alcohol o las drogas).
¿Qué efecto tiene esta nueva era en la salud mental de los adolescentes? “No sabemos”, dice Lerner. “Los chicos no viven el trauma de la misma manera. No todos tienen el mismo contexto familiar. Lo que sí sabemos es que los niños se ven afectados por el trauma, ya que sus cerebros se llenan de cortisol permanentemente y esto dificulta el aprendizaje”.
Cómo ayudar a tu niño de 9.º o 10.º grado a sobrellevar la situación
Si tu hijo ha sufrido problemas de salud mental antes, mantente alerta en caso de una recaída. También es importante que tomes nota de comportamientos que sugieren que tu hijo, usualmente alegre, está pasando por problemas emocionales. ¿Tu hijo está durmiendo más o menos de lo normal, tiene emociones erráticas (o no muestra ninguna emoción), come más o menos? ¿Parece tener poca paciencia o se sobresalta fácilmente? No esperes a que los problemas empeoren. Comunícate con el médico de tu hijo o el psicólogo escolar para tener recursos y encontrar a alguien que pueda hablar con él.
Sin importar lo que pase, hay una cosa que puede ayudar a curar los daños de un cerebro lleno de cortisol. La oxitocina. Conocida como la “hormona del amor”, esta se libera cuando sientes amor o afecto. ¿Y qué deben hacer los padres?
Hacerles saber a sus hijos adolescentes que se preocupan por ellos, dice Learner. “Decirles a tus hijos que los amas nunca está de más”.
Translated by: SpanishWithStyle.com