Cuando se trata de las matemáticas, las investigaciones muestran que la actitud es importante. Entonces, cuando escuches a tu hijo decir que es malo en matemáticas, debes cortar de raíz esa actitud contraproducente. Les preguntamos a los expertos qué deberían decir los padres para ayudar a sus hijos a dejar de dudar de sus habilidades matemáticas y, en cambio, aprender a adoptar las matemáticas como una materia en la que pueden sobresalir. Esto es lo que dijeron.

  1. “El hecho que sea difícil no significa que no seas bueno en ello”.

    Muchos niños (y adultos y, lamentablemente, maestros) asocian ser “buenos en matemáticas” con aprender rápidamente. Pero las matemáticas son una habilidad que se adquiere con el tiempo. Todos pueden aprender matemáticas y todos pueden mejorar en matemáticas. Es importante que los niños comprendan esto, porque (enlace en inglés) que los niños que saben que su inteligencia y habilidades son cosas que pueden desarrollar con esfuerzo, tienen mejor desempeño que los niños que creen que esas cualidades no pueden cambiar.

    La psicóloga y entrenadora de padres, Erica Reischer, dice que los padres deben fijarse en cómo les hablan a sus hijos sobre los logros y el éxito. “¿A qué logros les prestamos atención y los felicitamos si los alcanzan? ¿A los que se consiguen rápidamente o a los que se esfuerzan por dominar y alcanzar?”, dice Reischer. Si bien elogiar a tu hijo por “ser inteligente” o “ser bueno en matemáticas” puede parecer una buena idea, puedes (sin darte cuenta) disuadir a tu hijo de asumir un trabajo difícil o desafiante.

    El objetivo, dice Reischer, es “enfatizar la importancia del desarrollo de las habilidades y la importancia del proceso, en contraposición a algún tipo de habilidad innata”.

    Para animar a tu hijo a sentirse cómodo al cometer errores y asumir desafíos difíciles, elogia su esfuerzo, proceso de trabajo y perseverancia cuando domine una tarea que no le resultó fácil. Y cuando diga que no puede resolver un problema de matemáticas, recuérdale que no puede resolverlo ú.

  2. “Las matemáticas son más que ejercicios y problemas abstractos”.

    Según Kalid Azad, autor de , (enlace en inglés) es importante conectar las matemáticas con la vida cotidiana de un niño e, idealmente, con sus intereses. “Inventa juegos con ellos para que vean las matemáticas como una forma de ver el mundo. En lugar de problemas abstractos, relaciona las matemáticas con cosas del mundo real que les interesen: deportes, artes y manualidades, dulces o póquer. Diles algo como: ‘Está bien, olvidemos las matemáticas, pero caminemos por este campo o vayamos de compras’, y luego intenta hacer de las matemáticas algo que se relacione con sus vidas”.

    Lo más probable es que a tu hijo le gusten muchas cosas que involucran conceptos matemáticos. Sheila Tobias, autora de , (enlace en inglés) sugiere que los padres le muestren a su hijo cómo algo en lo que él cree que es bueno se relaciona con las matemáticas, ya sea en la cocina, los deportes o la planificación de un viaje por carretera. “No puedes ser malo en matemáticas porque eres bueno en el tenis y puedes calcular cuándo la pelota va a estar en tu lado de la cancha. Cocinas, me ayudas con la receta y hacemos los cálculos juntos. Eres bueno en matemáticas porque el año pasado averiguaste el kilometraje de nuestro viaje. Eres bueno con los rompecabezas, por lo que eres bueno en matemáticas. En cualquier cosa que tu hijo haga bien, encuentra una relación con las matemáticas. Le estás demostrando que usa las matemáticas todo el tiempo y sabe cómo hacerlo”.

  3. “Analicemos la situación juntos”

    Cuando un niño se queja de las matemáticas, a menudo es un signo de frustración y confusión, dice Frances R. Spielhagen, autora de (enlace en inglés). “Es importante validar lo que dice el niño, con estímulos como, ‘sí, las matemáticas a veces pueden ser difíciles, pero veamos qué es lo que te está causando problemas en particular’. Esto le dice al niño que los sentimientos de frustración son reales, pero se pueden superar”. Spielhagen sugiere que cuando un niño tiene dificultades, los padres pueden ayudarlo a tener más confianza en sus habilidades matemáticas asegurándose de que tenga el apoyo que necesita para tener éxito.

    “Habla con el maestro de tu hijo para averiguar la dinámica que se está usando en el aula. Si tu hijo necesita ayuda adicional, determina cómo brindarle esa ayuda en el hogar, a través de recursos escolares locales, tutores profesionales e incluso un estudiante de secundaria que busque ganar algo de dinero extra u horas de servicio”, dice Spielhagen.

No digas: “Yo tampoco soy bueno en matemáticas”.

Es muy común y desafortunadamente aceptado que los adultos digan: “Las matemáticas no son lo mío”. Pero (enlace en inglés) que los niños captan la ansiedad matemática (enlace en inglés) de sus padres, y esto afecta su capacidad para desempeñarse en matemáticas. El cerebro de las personas que sufren de ansiedad por las matemáticas incluso (enlace en inglés) a los cerebros de las personas que no sufren de ansiedad por las matemáticas.

Cuando le dices a tu hijo que no eres bueno en matemáticas, le estás dando a entender que la capacidad para tener éxito en matemáticas es predeterminada e innata. También insinúas que está bien si tu hijo no es bueno en matemáticas. En su lugar, haz todo lo posible por expresar confianza, calma y curiosidad en torno a las matemáticas, de modo que estés modelando una actitud positiva (o al menos neutral) hacia las matemáticas.

¿Quieres realmente transformar la relación de tu hijo con las matemáticas? Escucha nuestro podcast The M-Word (enlace en inglés) para aprender nuevas herramientas y estrategias de los revolucionarios matemáticos que están abordando las dificultades con las matemáticas en Estados Unidos.

Translated by: SpanishWithStyle.com