“¡Déjame hacer eso! Ya he crecido”.
“¡Mira, mamá, sin manos!”. Los niños de kínder pueden ser autosuficientes, gracias a haberse graduado de preescolar y haber pasado a la escuela de “niños grandes”, donde se mezclan con niños mayores que son sus ejemplos a seguir. En efecto, los niños de kínder que van de 4 años y medio a 6 años de edad pueden ser mandones y presumidos acerca de habilidades motoras recién adquiridas como hacer carreras cortas y trucos de mono en las barras. El cerebro del niño de kínder también presenta muchas novedades mentales de un niño en edad preescolar: memoria superior, mayor tiempo de atención, un control más firme de la realidad y mejor autocontrol y habilidades sociales.
Aún así, los niños de kínder están dotados y bendecidos con actividad cerebral que es alocadamente extraña para la inteligencia adulta. Un cerebro de 5 años de edad tiene 100 mil millones de células cerebrales (neuronas) con 77 por ciento en la corteza cerebral haciendo interconexiones de manera furiosa: la zona que crea el lenguaje, las matemáticas, la memoria, la atención y complejas destrezas para resolver problemas. En lugar de las superautopistas del cerebro adulto que nos permite un conocimiento especializado, los cerebros de los niños están compuestos de millones de rutas. Tienen el potencial para aprender todo, ¡pero no lo han hecho todavía!
El Harvard’s Center for the Developing Child (Centro para el niño en desarrollo de Harvard) observa lo siguiente: “las primeras experiencias en la arquitectura del cerebro hace que los primeros años de la vida [0 a 6 años] sean un período de grandes oportunidades y también de gran vulnerabilidad para el desarrollo del cerebro”. En otras palabras, estos son años cruciales para desarrollar la base de la arquitectura del cerebro. Como progenitor y cuidador, puedes tener un impacto significativo sobre el desarrollo de tu hijo. El kínder es también un año crucial porque quieres que tu hijo disfrute del proceso educativo.
Así que ¿cómo puedes ayudar a tu hijo a navegar el nuevo mundo de las expectativas de los “que han crecido”? Empieza siguiendo las normas que aparecen a continuación.
Hablar, cantar y leer
Háblale, cántale y léele libros a tu estudiante de kínder con frecuencia. (¡En cualquier idioma que sepas!) Exponer al niño a una gran cantidad de lenguaje oral ayudará a su cerebro a desarrollar rutas para la adquisición rápida de las habilidades de lectura, escritura y habla. Practica escuchar activamente (donde repites lo que estás escuchando “Estás emocionado acerca del desempeño en la escuela”, haciendo preguntas abiertas que inician el pensamiento, tales como: “Si pudieras tener algún súper poder, ¿cuál sería?” o “¿Qué es lo que más te gusta de ir al parque de juego?”. Además, explícale cómo funcionan las cosas, usa un vocabulario de alto nivel, estimula la escritura e incluye a tu niño de kínder en conversaciones adultas. “La abuela nos estaba hablando que ha visitado la casa de tu tía, ¡parece que están planeando una boda espectacular!”. Y no olvides, como hispanohablante, tienes un súper poder: puedes ser la persona que ayuda a tu hijo a permanecer (o llegar a ser) bilingüe. El kínder es un año óptimo para que el niño desarrolle un segundo idioma. El autor de libros para niños que: “entre las edades de 3 y 7 años, los niños pueden aprender tres idiomas al año. Si no les estás enseñando otro idioma, siempre puedes desarrollar su vocabulario”.
La lectura ayuda en el kínder
Aprender a leer en inglés haciendo el sonido de las letras en palabras es difícil para muchos niños del kínder. Un motivo, observa Jeannine Herron, Ph.D., autora de Hacer el Habla Visible, es que los títulos de las letras en inglés en el alfabeto: A, B, C, etc., no suenan exactamente como los sonidos que representan. Por ejemplo, la letra G tiene un sonido J, H está a mitad de camino con su pronunciación “AAACH”, y todas las vocales en inglés tienen más de un sonido. Estas curiosidades del idioma inglés retrasan a millones de lectores que enfrentan dificultades. Para evitar esto, Herron recomienda enseñar a los niños del kínder a “prestar atención a lo que su boca está haciendo”, cuando aprenden a leer. Por ejemplo, al leer palabras simples, pregúntale a tu hijo qué forma hace su boca para cada sonido en la palabra. Esto lo ayudará a conectar sonidos con letras mientras lee.
Siendo considerado en kínder
Para que su aprendizaje florezca, los niños de kínder necesitan sentirse seguros y confiados. Un indica que el estrés traumático y el miedo pueden liberar niveles tóxicos de la hormona cortisol. Esta hormona puede destruir neuronas en el hipocampo, una región que sirve de apoyo a la memoria. Házle comentarios positivos, amorosos y estimulantes a tu hijo. Reduce al mínimo los regaños, evita luchas de poder innecesarias y no grites ni des nalgadas para disciplinar a tu hijo. Expresa simpatía si tu hijo siente miedo de las pesadillas o la oscuridad y se paciente acerca de mojar la cama de noche. (Muchos niños se orinan en la cama hasta la edad de 7 años o más).
Inventores pequeños
A los cerebros de los niños de kínder les encanta la exploración, el juego, los inventos, los experimentos, construir y entretenerse con materiales tridimensionales. De hecho, sus cerebros se desarrollan en respuesta a las cosas nuevas y los desafíos porque la curiosidad secreta dopamina, un químico que estimula el crecimiento del cerebro. Por estos motivos, vale la pena darle a tu hijo mucho tiempo para jugar, fingir y ser creativo con materiales prácticos. Esto podría incluir dar tiempo para jugar e inventar juegos con otros amigos o sus hermanos, jugar en la cocina (e “inventar” una receta) o jugar solo con animales de peluche. La escuela de tu hijo puede centrarse más en lo académico, lo cual está bien. Puedes ayudar a apoyar este aprendizaje académico jugando durante el tiempo del trabajo en el hogar. ¿Necesita tu hijo llenar una hoja de matemáticas? Conviértelo en un juego cantando y bailando. O saca su galleta o merienda favorita y ¡déjale que resuelva problemas de matemáticas con comida!
Estimula los sentidos
Las experiencias este año tendrán un impacto enorme sobre el cerebro absorbente de tu niño de kínder. Cuando no están en la escuela, los niños se benefician mucho de actividades que despiertan su curiosidad. Expón a tu hijo a nuevos ambientes: llévalo a lugares ricos en experiencias sensoriales, como festivales, zoológicos, museos, conciertos y parques. Incluso algo que puede no parecerte emocionante, puede ser un festín para los sentidos de tu hijo: por ejemplo, permite que tu hijo visite tu lugar de trabajo, que se quede despierto para mirar las estrellas o hacer un recorrido por una fábrica local. Toda clase de experiencias nuevas ayudarán a tu hijo a desarrollar su comprensión del mundo a través de la observación directa.
Vamos a centrarnos en kínder
El tiempo de atención de un niño de kínder es de 5 a 15 minutos de duración. Para aumentar el nivel de concentración de tu hijo, manténlo ocupado en actividades que requieran concentración, tales como meditación y juegos de mesa. Enseñarle el autocontrol y una gratificación demorada también lo ayudará académicamente: la correlación entre autocontrol y el promedio de calificaciones es el doble de alto que la correlación para IQ (cociente intelectual) y promedio de calificaciones. También puedes incrementar la paciencia de tu hijo siendo un ejemplo a seguir para él, hablando y actuando de forma calmada. Finalmente, limita el tiempo para observar la televisión a una hora al día o menos. Los estudios sugieren que la TV estimula excesivamente los sistemas neurológicos de los niños pequeños, dando como resultado hiperactividad y una reducción del tiempo de atención.
Desarrollando el cuerpo en el kínder
Idealmente, los niños de kínder deben tener al menos 30 minutos al día para correr y jugar afuera. Una investigación de la Universidad de Columbia descubrió que el ejercicio desarrolla las células cerebrales en el giro dentado. De acuerdo con John Ratey, MD, autor de Spark (Chispa), el ejercicio eleva un químico que él llama “Miracle-Gro for the brain” (Crecimiento milagroso para el cerebro) porque desarrolla la infraestructura del cerebro. Se recomiendan los ejercicios con todo el cuerpo como fútbol, natación, gimnasia y baile. Además, para un crecimiento óptimo del cerebro, alimenta a tu hijo con una dieta equilibrada que contenga una variedad nutritiva de vegetales, frutas, cereales enteros, lácteos y carne, y limita la ingesta de caramelos, galletas, jugos de fruta y comida chatarra azucarada y salada. La yema del huevo, la carne grasosa y los granos de soya contienen colina, el material de construcción para los químicos en el cerebro que sirven de soporte a la función de la memoria. (Aprende más acerca de alimentos saludables para el cerebro que a los niños les encantan).
La importancia de la música en el kínder
Expón a tu hijo a la música, y si muestra alguna aptitud, cómprale un instrumento. Reproduce música melódica y estructurada para ellos y cántale canciones. Gordon Shaw de UC Irvine, dio a 19 niños lecciones de piano o canto durante ocho meses y descubrió que los niños mostraban una mejora impresionante en el razonamiento espacial. Shaw, que considera la música como “una ventana hacia una función cerebral superior”, ha publicado numerosos estudios que indican que los niños que estudian música van más adelantados que sus compañeros en matemáticas.
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