El misterioso caso de las llaves desaparecidas

Un día, la madre de Meredith recibió una llamada inesperada. Meredith, de 4 años, había pasado la tarde en casa de una amiga. La madre de la amiga estaba llamando para preguntar si Meredith se había llevado la llave de su puerta trasera. Era una llave antigua de hierro forjado, y Meredith, durante la visita, la había observado con admiración e incluso había pedido que le permitieran tocarla.

“Quería saber si existía la posibilidad de que Meredith se la hubiese llevado a casa”, preguntó la madre de la amiga de Meredith.

La madre de Meredith se sintió avergonzada (y un poco a la defensiva). “Me cuesta creer que se la haya llevado… ¿Está segura de que no está?”.

“No está. Llevamos una hora buscando. El problema es que no tenemos otra forma de abrir la puerta trasera”.

Cuando la madre de Meredith le preguntó a su hija por la llave, la niña aseguró que no la tenía y se apresuró a cambiar el tema. Cuando su madre la presionó, rompió en llanto. Finalmente le confesó a su madre dónde había guardado la llave: en su caja de objetos especiales. “No pude evitarlo”, le contó a su madre en un mar de lágrimas. “¡Es tan bonita que la quería para mí!”.

¡Realmente lo quiero!

La pediatra Laurel Schultz dice que no le gusta usar la palabra “robar” con niños pequeños. “Si tu hijo se lleva el juguete de otro niño, o se mete en el bolsillo una figura de acción de la tienda, tienes que analizar la intención. La intención es ‘¡Me muero por tener este objeto!’. A veces, a los niños les supera el deseo que sienten por algo. Para mí no es robar, es un comportamiento normal del preescolar”.

Craig Bailey, investigador postdoctoral con título de Asociado de (Centro Yale para la Inteligencia Emocional), piensa lo mismo. Afirma que el concepto de la economía es demasiado abstracto para un niño tan pequeño. “Aún están aprendiendo el concepto de ‘pagar’”, señala. Como resultado, los niños podrían robar por desconocimiento. Un niño podría imitar las acciones de su madre en la tienda y no notar o recordar que esta pagó por los artículos que se llevó a casa.

Cómo manejar a tu pequeño mentiroso

“Cuando un niño dice: ‘¡No he tomado ese juguete!’ o ‘no he roto ese plato’, les digo a los padres que introduzcan la palabra ‘deseo’ en la frase”, dice Schultz. “Lo que tu hijo realmente quiere decir es ‘Desearía no haber tomado el juguete. Desearía no haber roto el plato. ¡Desearía no estar a punto de meterme en problemas!”. Ella recomienda que los padres conviertan estos tipos de incidentes en momentos de aprendizaje. Siéntate con tu hijo y dile algo así: “Apuesto que te arrepientes de haber escondido las llaves del auto de mamá. Y quizás no era tu intención hacerlo”. Explícale que ese comportamiento trae consecuencias: esconder las llaves hizo que la familia llegara tarde a su destino, por ejemplo, o tomar el peluche de Jackie la hizo sentirse triste. Usa un lenguaje simple, mantén la conversación corta y aplica una consecuencia.

Bailey explica que los niños mienten para evitar los sentimientos desagradables asociados al castigo. Tu hijo podría decir: “Tenía miedo de que me gritaras”. La investigación comentada en el libro de Po Bronson y Ashley Merryman Educar hoy, confirma que los niños no intentan hacerte enojar. En realidad, los niños mienten porque no quieren decepcionarte, así que te dicen lo que creen que quieres escuchar.

Por este motivo, Bailey explica que es importante hablarles a los niños sobre los sentimientos desagradables como la vergüenza, la culpa, el miedo y la decepción. “Los niños no nacen con las herramientas para expresar y entender estos sentimientos. Necesitan a mamá y a papá para mostrarles qué hacer y cómo hacerlo”.

En los casos donde tu hijo admita lo que hizo, Bronson y Merryman escriben que felicitarlo por decir la verdad es mucho más efectivo que imponer un castigo. Laurel Schultz concuerda, agregando: “Asegúrate de felicitar e incentivar a tu hijo. Puedes decirle algo como: ‘Normalmente te castigaría, pero estoy orgulloso de que hayas dicho la verdad”.

Una pequeña travesura es normal

Cuando lo ves desde el punto de vista del desarrollo cognitivo, que un niño descubra que puede mentir, y cómo hacerlo, es en realidad una buena señal. “Es un paso cognitivo importante que ocurre aproximadamente a los 4 años”, explica Mary Helen Immordino-Yang, neurocientífica y psicóloga del desarrollo humano de University of Southern California (Universidad del Sur de California). La capacidad de tu hijo para distinguir entre lo que sabe y lo que sabe otra persona es un gran escalón. “Para mentir, necesitas ser capaz de pensar de forma muy compleja y entender: Sé algo que esta persona no [sabe]”, explica Immordino-Yang.

El psicólogo John Duffy concuerda en que mentir, robar y otros comportamientos negativos son una parte normal del desarrollo infantil. “Los que me preocupan son los niños perfectos, los niños que nunca prueban los límites”, explica Duffy. “Cuando un padre me dice ‘mi hijo se comporta a la perfección desde los dos años’, me preocupo. Para mí, es una señal de alarma: un indicio de que el niño sufre de ansiedad. Cuando escucho que hacen una que otra travesura, me parece algo positivo”.

“Llevarse cosas, decir mentiras inocentes… estos comportamientos son la forma en la que el niño descubre los límites y aprende sobre el mundo”.