Cuando su hijo empezó el kínder en una escuela pública en Berkeley, CA, Marion Atherton simplemente asumió que la ú sería parte de su educación.
Como directora de Crowden School, una organización sin fines de lucro del Área de la Bahía que ofrece educación musical a niños que no tienen acceso a ella, Atherton dio por sentado que la escuela de su hijo le enseñaría ú. Pronto se enteró de lo contrario; su hijo no recibiría clases de ú hasta el tercer grado.
“Estaba algo sorprendida”, dijo Atherton. “¿Soy la directora del Crowden Center y mis propios hijos no tienen un programa de ú?”.
La escuela de su hijo no era la única: un estudio del 2008 del Center on Education Policy encontró que la reducción de los planes de estudio había dado como resultado un cambio significativo en los programas de arte y ú en todo el país. Desde el ciclo escolar 2001-2002, el 16 por ciento de los distritos de escuelas primarias han reducido su tiempo de clases en artes y ú. Los programas de ú en las escuelas siguen dependiendo en gran medida de la recaudación de fondos y, por lo tanto, del estatus socioeconómico de sus comunidades.
Tales recortes en la educación musical son particularmente irónicos dado el creciente cuerpo de investigación que enfatiza cómo la ú desarrolla muchas de las mismas áreas del cerebro involucradas en el procesamiento del lenguaje, la memoria y otras habilidades de pensamiento crítico esenciales para el éxito académico. La ú también parece beneficiar a los niños social y emocionalmente.
Estas son siete áreas en las que los estudios han demostrado los beneficios de la ú para la educación y el desarrollo de los niños:
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Procesamiento del lenguaje
Múltiples estudios indican que el cerebro procesa la ú y el lenguaje de manera similar, y que la formación musical favorece el desarrollo de una variedad de habilidades relacionadas con el lenguaje, desde la construcción de vocabulario hasta el procesamiento de fonemas. El Instituto de Neurociencias informa que su investigación ha “revelado un grado significativo de superposición entre la ú y el procesamiento del lenguaje” y, en un (enlace en inglés), investigadores de la Universidad de Stanford hallaron que dominar un instrumento musical mejora la forma en que el cerebro humano procesa partes del lenguaje hablado. Los hallazgos sugirieron que los estudiantes que tienen dificultades con el lenguaje y la lectura podrían beneficiarse especialmente de la formación musical.
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Memoria
Los beneficios de la formación musical también parecen extenderse a la memoria. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad China de Hong Kong encontró que los niños con formación musical mostraban una mejor memoria verbal que sus compañeros que no tenían formación musical. Los autores del estudio escribieron: “Cuando se les hizo un seguimiento a estos niños después de un año, aquellos que habían comenzado o continuado su formación musical demostraron una mejora significativa de la memoria verbal”. En otras palabras, memorizar piezas musicales también se correlacionó con mejoras en la memoria no musical. La mejoría en la memoria de trabajo en adultos jóvenes a través de la formación musical fue validada aún más en un (enlace en inglés) realizado por investigadores de la York University.
La correlación puede provenir de formas particulares en las que la ú “desafía” las mentes jóvenes. Takako Fujioka, científico del Rotman Research Institute en Toronto, Ontario, Canadá (y coautor de un estudio que encontró que los niños con formación musical mostraron una mejoría en las pruebas de memoria a lo largo de un año en comparación con sus compañeros sin formación musical) explica que tocar ú “requiere que el cerebro resuelva los problemas de cómo asignar la atención y la memoria hacia tareas complejas”.
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Si alguna vez has intentado leer incluso una pieza musical sencilla o tocar un tambor al compás de un ritmo, sabes que la ú requiere que realices procesos matemáticos (como la división) sobre la marcha. Pero las investigaciones también han demostrado un vínculo entre la educación musical y el éxito en las matemáticas escolares. Un estudio del Royal Conservatory of Music de Canadá, por ejemplo, se concentró en los efectos de la educación artística en los estudiantes de la escuela primaria, y encontró que los estudiantes del programa de artes “obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en las pruebas matemáticas de cálculo y estimación” en comparación con los estudiantes que no pertenecían al programa de artes.
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La ú lleva a los niños a autoevaluarse
El Dr. Frank Wilson, neurólogo y una autoridad en la relación del uso de la mano con el desarrollo cognitivo humano, explica que el estudio de la ú les enseña a los niños a “autoevaluarse”, en lugar de confiar en recompensas externas. Si bien gran parte de nuestra educación se centra en las calificaciones y los premios, la ú puede fomentar una motivación interna. La precisión y la atención que se requieren para tocar un instrumento, el circuito de retroalimentación instantánea que requiere que ajustes tu propia interpretación, fomenta una “vigilancia continua de sí mismo”, dice Wilson. “Te lleva a convertirte en un crítico de tu propio trabajo, a no conformarte con nada menos que lograr lo que pretendías hacer”.
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Habilidades sociales
Takako Fujioka, del Rotman Research Institute, señala que los beneficios de tocar ú van más allá de las aplicaciones académicas: “Cuando participas en la ú en una comunidad o en una escuela, desarrollas recuerdos compartidos durante las actividades musicales. Es una experiencia de unión”.
Esa unión también puede desarrollar la capacidad de los niños para trabajar juntos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Queens en Charlotte, Carolina del Norte, encontró que los niños de escuela primaria que recibieron instrucción musical en un programa extracurricular mostraron una disminución significativa en los problemas de conducta. Sharon Burch, una maestra de ú de escuela primaria que desarrolló la serie de libros y actividades (enlace en inglés) para enseñarles los fundamentos de la ú a los niños, también ha visto los efectos de la ú en el bienestar social de los estudiantes. “Le doy clases a 450 niños por año, y me doy cuenta de que los niños involucrados en la ú son los que se portan mejor, tienen más confianza y les va bien en sus clases académicas”, dice.
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Éxito académico
Con todos los beneficios que la ú aporta al lenguaje, las matemáticas, la memoria y la autoevaluación en los niños, no es de extrañar que exista una fuerte correlación entre la ú y el éxito académico general. Los (enlace en inglés) han demostrado que los estudiantes que participan en programas de ú obtuvieron calificaciones más altas en inglés y matemáticas que los estudiantes que no tenían instrucción musical en absoluto, y los estudiantes de secundaria con formación musical obtuvieron calificaciones más altas que sus compañeros sin formación musical en el SAT (examen de admisión a la universidad), . Una (ambos enlaces en inglés) incluso encontró que los estudiantes de ú, como grupo, tenían la tasa de admisión más alta en la escuela de medicina.
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Éxito a largo plazo
Los estudiantes con formación musical tienden a tener los puestos más altos en lo que se refiere a las medidas comunes de éxito a largo plazo, como los logros educativos y los ingresos. de Harris Interactive (enlace en inglés) encontró que casi 9 de cada 10 personas con educación de posgrado habían participado en ú mientras estaban en la escuela, y el 83 por ciento de aquellos con ingresos de $150,000 o más habían recibido educación musical. (enlace en inglés) también encontró que los estudiantes de secundaria que participaron en una banda u orquesta reportaron un menor consumo de drogas y alcohol.
Llevando la ú a las escuelas
Los esfuerzos de Marion Atherton para integrar la ú en los primeros grados en la escuela de su hijo finalmente tuvieron éxito. Solicitó y recibió una subvención del California Arts Council para llevar a un maestro de ú de instrucción regular. Los maestros de las escuelas que agregarían ú a sus aulas inicialmente se mostraron cautelosos. Después de todo, ya tenían más clases y requisitos de los que podían cubrir en un día escolar determinado.
Pero, como Atherton, llegaron a ver que la ú no era una actividad “extra”, sino una parte integral de la educación en general.
Atherton recuerda: “Los maestros se resistieron un poco al principio, pero con el tiempo apoyaron al programa de ú enormemente. Vieron cómo les daba a ciertos niños una confianza o una alegría que no veían de otras maneras. Y fue una excelente manera de darle un sentido de comunidad al salón de clases y eso se trasladó a las otras cosas que hacían en el aula”.
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